PREPARACION DEL ARTE V

XI
DE LA LUZ Y DEL FUEGO

HA SIDO siempre la costumbre entre todas las naciones usar el fuego y la luz en las cosas sagradas. Por esta razón el Maestro del Arte debe siempre emplearlos en los ritos sagrados, además en la lectura de los conjuros y para el incienso; las luces son necesarias en todas las operaciones en el círculo. Por esta razón deben hacerse velas de cera virgen en el día y la hora de Mercurio; los pabilos deben haber sido hechos por una niña; las velas deben ser hechas con Luna en creciente, del peso de media libra cada una y sobre ellas deben grabarse estos caracteres con la daga o el buril del Arte (figura 84). Después de esto debes repetir sobre las velas los salmos 151, 103 y 107, y decir:

Oh Señor Dios, que gobiernas todas las cosas por tu omnipotencia, concédeme, pobre pecador, entendimiento y conocimiento para hacer sólo aquello que te es agradable; concédeme el temor, el que te adore, te ame y te glorifique y te dé las gracias con fe verdadera y sincera y caridad perfecta. Concédeme, oh Señor, antes que muera y descienda a los dominios inferiores y antes que la flama me devore, que tu gracia no me abandone, oh Señor de mi alma. Amén.

Después de esto debes añadir:

Yo te exorcizo, oh criatura de cera, por aquel que ha creado todas las cosas por su palabra, y por la virtud de aquel que es la verdad pura, para que arrojes de ti todo fantasma, perversión y engaño del enemigo, y que la virtud y poder de Dios entre en ti, para que puedas damos luz y alejes de nosotros todo terror y miedo.

Después de esto deberás rociarlas con el agua del Arte e incensarlas con los perfumes usuales. Cuando desees encenderlas debes decir:

Te exorciso, criatura de fuego, en nombre del soberano y eterno Señor, por su inefable nombre que es Iod, He, Vau, He, por el nombre Iah y por el nombre de poder EL, para que puedas iluminar el corazón de todos los espíritus que llamemos a este círculo, para que aparezcan ante nosotros sin fraude y engaño, por el que ha creado todas las cosas.

Luego debes tomar una linterna cuadrada con paredes de cristal y poner dentro la vela encendida, para leer, para formar un círculo o para cualquier otro propósito que se requiera.

Consagracion de la Luz

Salmos 151

¡Aleluya! ¡Alabad a Él en su Santuario! ¡Alabadlo en la magnificencia de su firmamento!
¡Alabadlo por sus proezas! ¡Alabadlo por la inmensidad de su grandeza!
¡Alabadlo con el toque del shofar! ¡Alabadlo con salterio y arpa!
¡Alabadlo con pandero y danza! ¡Alabadlo con cuerdas y flautas!
¡Alabadlo con címbalos resonantes! ¡Alabadlo con címbalos vibrantes!
¡Todo lo que respira alabe a Yah! ¡Aleluya!

Salmos 103

Bendice alma mía a Yahvé, Y bendiga todo mi ser su santo Nombre.
Bendice alma mía a Yahvé, Y no olvides ninguno de sus beneficios.
Él es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias; El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias, El que sacia con bien tus anhelos, Para que rejuvenezcas como el águila.
Yahvé es el que hace justicia, Y derecho a todos los oprimidos.
Dio a conocer sus caminos a Moisés, Y a los hijos de Israel sus proezas.
Misericordioso y clemente es Yahvé, Lento para la ira y grande en misericordia.
No contenderá para siempre, Ni para siempre estará enojado.
No ha hecho con nosotros conforme a nuestros pecados, Ni nos ha retribuido conforme a nuestras iniquidades.
Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, Engrandeció su misericordia para los que lo temen.
Como el oriente está lejos del occidente, Así hizo alejar de nosotros nuestras transgresiones.
Como el padre se enternece con sus hijos, Así se enternece Yahvé de los que lo temen.
Porque Él conoce nuestra condición, Se acuerda de que somos polvo.
El hombre, como la hierba son sus días, Florece como la flor del campo, Que el viento la roza, y ya no existe, Y su lugar no la conocerá jamás.
Pero la misericordia de Yahvé es desde la eternidad hasta la eternidad sobre los que lo temen, Y su justicia sobre los hijos de los hijos, Sobre los que observan su pacto Y se acuerdan de sus preceptos para cumplirlos.
Yahvé afirmó en los cielos su trono, Y su reino domina sobre todo.
Bendecid a Yahvé, vosotros sus ángeles, Poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra, Obedeciendo la voz de su precepto.
Bendecid a Yahvé, vosotros todos sus ejércitos, Ministros suyos, que hacéis su voluntad.
Bendecid a Yahvé, vosotras todas sus obras, En todos los lugares de su señorío, ¡Bendice, oh alma mía, a Yahvé!

Salmos 107

¡Alabad a Yahvé, porque Él es bueno, Porque para siempre es su misericordia!
Díganlo los redimidos de Yahvé, Los que ha redimido del poder del enemigo, Y los ha congregado de las tierras, Del oriente y del occidente, Del Aquilón y del mar Deambularon por un desierto solitario y sin camino, Sin hallar ciudad donde vivir, Hambrientos y sedientos, Su alma desfallecía en ellos.
Pero clamaron a Yahvé en su angustia, Y los libró de su tribulación.
Los condujo por un camino llano, Para que dieran con una ciudad habitable.
¡Den gracias a Yahvé por su misericordia, Y por sus maravillas para con los hijos del hombre!
Porque Él sacia al alma sedienta, Y colma de bienes al alma hambrienta.
Moraban en tinieblas y sombra de muerte, Aprisionados en aflicción y en cadenas, Por cuanto fueron rebeldes a las palabras de Él, Y aborrecieron el consejo de Elyón.
Por eso humilló sus corazones con duros trabajos, Tropezaron, y no hubo quien ayudara.
Pero en su angustia clamaron a Yahvé, Y los libró de su tribulación; Los sacó de las tinieblas y de la sombra de muerte, Y desligó sus ataduras.
¡Den gracias a Yahvé por su misericordia Y por sus maravillas para con los hijos del hombre!
Porque quebró las puertas de bronce, Y arrancó los cerrojos de hierro.
Andaban afligidos por sus rebeliones, Ayunando por sus maldades, Aborrecieron todo manjar, Y ya tocaban las puertas de la muerte, Pero clamaron a Yahvé en su angustia, Y Él los libró de su tribulación; Envió su palabra y los sanó, Y los libró del sepulcro.
¡Den gracias a Yahvé por su misericordia, Y por sus maravillas para con los hijos del hombre!
Y ofrezcan sacrificios de acción de gracias, Y publiquen sus obras con cánticos de júbilo.
Se adentraron en naves por el mar, Para traficar en las inmensas aguas, Contemplando las obras de Yahvé, Sus maravillas en lo profundo.
Mandó alzarse un viento tempestuoso, Que encrespó el oleaje.
Subían a los cielos, bajaban al abismo, Sus almas revueltas por las náuseas, Rodaban y se tambaleaban como ebrios, De nada les valía su pericia.
Pero clamaron a Yahvé en su angustia, Y los libró de su tribulación.
Hizo acallar la tormenta, Enmudeció el oleaje, Se alegraron de la bonanza; Los condujo al puerto que anhelaban.
¡Den gracias a Yahvé por su misericordia, Y por sus maravillas para con los hijos del hombre!
Exáltenlo en la congregación del pueblo, Y alábenlo en la reunión de los ancianos.
Convierte ríos en un desierto, Y los manantiales en sequedales, La tierra fértil en estéril, Por la maldad de quienes la habitan.
Vuelve el desierto en estanques, Y la tierra seca en manantiales, Allí asienta a los hambrientos, Para que tengan ciudad habitable, Siembren campos y planten viñas, Que den fruto en la cosecha.
Los bendice, y se multiplican, Y no deja que disminuya su ganado.
Cuando abatidos por la carga, menguan, A causa de infortunios y congojas, Él esparce menosprecio sobre los nobles, Y los descarría por un yermo sin camino.
Levanta al pobre de la miseria, Y multiplica sus familias como rebaños.
Los rectos lo verán y se alegrarán, Y la iniquidad tendrá que cerrar su boca.
Aquel que sea sabio y guarde estas cosas, Entenderá la gran misericordia de Yahvé.

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